domingo, 7 de junio de 2009

¿Votar?

Vicente Verdú 5/6/2009

Si la opinión que tienen los europeos de los políticos (sondeo de mayo de 2009) es la de considerarlos el grupo social más corrupto ¿cómo escandalizarse que en las elecciones europeas de unos días después no acuda ni la mitad a votar? ¿Votar al corrupto, apoyar su previsible corrupción?

Votar, votar, votar a todo trance, dice la moral democrática, directamente vertida de la religión esquinada en el siglo de las Luces. Pero la religión, bajo otro aspecto, vuelve al mundo del poder. El voto es sagrado, el comicio es la comunión, la urna nuestra voluntad ciudadana, la papeleta nuestra legitimación individual.

Toda esta secuencia, heredada de los tiempos en que se debatía entre democracia y absolutismo, entre salvación y muerte, entre progreso y esclavitud, hace tiempo que funciona como un artefacto mostrenco.

La creciente mala calidad de los políticos se corresponde con la mala calidad de la democracia que ellos manipulan y deterioran. A la mala calidad de esos políticos no puede ofrecérseles nuestra cándida adhesión. Ni tampoco a la baja calidad de la democracia se le debe el culto a toda costa. Votar sin rechistar, votar religiosamente, es igual a aceptar ofuscadamente un sistema que ya ha demostrado de sobra su anacronismo, su ineficacia y su mofa de la población. Votar como se votaba en el siglo XIX cuando la mayor parte de la población era analfabeta y casi todos siervos coincidía con un progresivo ejercicio de afirmación de los derechos del nuevo ciudadano. Hoy, alfabetizados todos, liberados de oscurantismos, capaces de crítica y con más que justificadas aspiraciones a algo mejor, (auténtico y no simulado, eficaz y no ritual) votar y votar, sin más, es apoyar la reiteración del crimen, contribuir a la perdurabilidad de la justicia injusta, el abuso municipal, la demagogia electoralista, la incuria, la crónica endogamia de los equipos políticos que sin sorpresa volverán a mentir y a defraudar. Votar ¿otra vez a esta caterva?

¿No votar sería incumplir un deber ciudadano? ¿Cómo no advertir que ahora, cuando depositamos otra vez la papeleta (con tanta mansedumbre con tanta candidez, con tanta inercia irresponsable) volvemos a dar nuestro respaldo a esta degradada especie política, el grupo considerado popularmente, "electoralmente", como el más corrupto de la organización social?

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