viernes, 19 de junio de 2009

¿Creación o inmolación?

Vicente Verdú 19/6/2009

En el libro que vengo leyendo, Confesiones de un burgués, de Sándor Márai, vuelve el asunto de experimentar dolor, ser desdichado o infeliz para convertirse en un verdadero creador. La idea de que la Creación por antonomasia es obra de un Dios que llega hasta el lacerante sacrificio de su Hijo para alcanzar la salvación humana, ha trufado también la creencia de que no se puede ser artista siendo feliz ni sin dolerte algo. Sándor Márai lo dice del mismo modo que todos aprendimos esta sentencia en nuestra juventud de escritores: "Si fueras feliz, ¿qué necesidad tendrías de escribir?" Escribir, componer música, pintar, lograr la gran obra de arte echa sus raíces en una desventura u otra. Unos escritores o músicos fueron tuberculosos, otros morían intoxicados por el alcohol, casi todos padecían los desgarros de alguna profunda herida psíquica, tan incurable como altamente productiva. El dolor brindaba importantes réditos mientras el placer arruinaba. De ese modo, se decía de la historia de algunos hombres que aquélla mujer a la que amó apasionadamente le llevó a la ruina. La mujer y el deleite constituían un grave peligro para la creación. Por el contrario, el malestar procuraba inspiración, la desesperación daba alas. ¿Puede seguir sosteniéndose algo así? Los creativos de la publicidad han sido los primeros ejemplos de una época donde el buen humor ayuda a triunfar y el bienestar del alma, en general, ayuda a conocer y comunicarse mejor. ¿Un cambio de época? No cabe duda. Un cambio de época que significa un cambio de valores y, en consecuencia, otra consideración de lo malo y lo mejor. El artista doliente hacía espectáculo de su interesante experiencia sacrificial, "divinizada". Pero hacer hoy cultivo y exposición del dolor ni seduce a los demás ni mucho menos se espera que el artista, hallándose en penosas condiciones, pueda rendir apropiadamente. A la idea religiosa de la creación a través de casi morir corporalmente en el intento, sucede la idea deportiva de la creación a partir de conseguir las mayores prestaciones en su proyecto.

1 comentario:

  1. Para el antiguo artista "sufriente" el dolor era solamente una ocasión para hallar su personal felicidad, que consistía precisamente en la "transfiguración" de ese sufrimiento en obra de arte. Mediante ésta el dolor se transformaba en placer pero, en términos hegelianos, a través de su superación (el dolor quedaba encapsulado dentro de la obra).

    El actual artista deportivo ha oído hablar del dolor como de una antigua leyenda, pero no sabe muy bien de qué se trata: la inminente partida de badminton le impide pensar en eso.¡Tengo prisa, hasta luego!

    ResponderEliminar